Ingiere alimentos que contengan pocas calorías.
Delicioso aperitivo: un jugo de tomate con algunas gotas de tabasco o salsa inglesa. Se parece al bloody mary y engorda mucho menos.
En cuanto aperitivos, lo mejor es que sustituyas los clásicos que pueden engordar, por rábanos, bastoncitos de apio, de zanahoria o de coliflor.
Las naranjas no debes exprimirlas para hacer jugo. Lo mejor es comértelas en trozos. Te resulta muy fácil tomarte el de jugo tres naranjas; en cambio, comértelas no.
Prepara cubitos de hielo con agua de menta, vainilla, fresa… y saboréalos si sientes deseos de comer.
También puedes congelar café en cubitos de hielo de la misma forma y triturarlo después para servirlo en una copa grande.
Comienza la comida con queso para saturar el apetito.
Antes de cada comida toma un vaso de agua. Esto te dará sensación de llenura y te ayudará a comer menos.
Cuando te sientas con ganas incontrolables de comer alimentos que engordan, es mucho mejor un trozo de queso con pan, que una galleta.
Es excelente ingerir huevos pasados por agua en el desayuno, acompañados de una tajada de pan de varios granos, con pechuga de pollo o pavo, o también con queso gruyere Colanta. Así tendrás un buen aporte de proteínas.
En el refrigerador guarda sólo alimentos que no engorden, como productos lácteos o quesos semidescremados, carne magra cocida, frutas o legumbres crudas, huevos, etc.
Prepara varios platos en porciones individuales para no comer tanto: huevos en distintas formas, o cremas de verduras, de mariscos, tomates rellenos…
Prueba uno de esos consejos y veras los resultados.